miércoles, abril 19, 2006

Destino y libertad: La historia hecha carne

Estas dos frases, que recientemente he leido en el libro Signs of Meaning in the Universe de Jesper Hoffmeyer, me hicieron decidir hace un mes que debería escribir un post en torno a ambas.

Es el libro de Jesper un libro sumamente interesante, en el que los primeros capítulos aumentan en fuerza hasta alcanzar una magnitud que oscurece el resto de la obra. Es un libro de lo que se ha dado en llamar Biosemiótica. Teniendo en cuenta como veo yo las cosas, se trataría por lo tanto de la parte de la ciencia que estudia la evolución de la interpretación y el significado de los signos que estructuran el organismo a nivel lógico (y creo que Jesper podría pasar por alto e incluso estar de acuerdo con lo que acabo de decir).
No veo la biosemiótica como la semiótica aplicada a la biología, como en otro post reciente no comprendo la bioinformática como la informática aplicada a la biología. Y creo hoy por hoy que mi interpretación es buena.

La biosemiótica me interesa por dos aspectos fundamentales, uno horizontal y otro vertical. El vertical es el que me resulta más fácil de explicar, la biosemiótica esta fuertemente relacionada con la bioinformática y con la evolución de la novedad, tal y como yo entiendo la Biología.
Muchas veces nos preguntamos como puede organizarse la vida desde la materia inerte, porque nos resulta difícil comprender por que debe hacerlo. Y si bien la estructura de la información física es manejable, nos resulta ambiguo cuando menos el por qué de tal estructura, y con esto quiero decir, que nos inquieta la sensación de algo que da sentido a que exista la siguiente pregunta: ¿A qué se debe tal direccionalidad posible o imposible, según gustos y criterios?.
Es difícil y creo que siempre resultará discutible hablar de la estructura de la información biológica primero y de la evolución de los significados después, tal vez antes o quizá mejor a la vez. Por lo tanto este aspecto no me resulta estimulante. Pero si he llegado a tener una cierta idea acerca de que la estructura de la información y la del significado de los signos están fuertemente unidas por una dualidad información-signo (o estructura-función).

La información en tanto en cuanto a información, nos es explicable como un fenómeno físico y a ello debemos reducirnos. Y de esta, surge protagonista entonces el signo (o señales) diferenciables como componente funcional. No lo digo yo, si no que es una idea que fundamentalmente obtengo y destilo del pragmaticismo de Charles S. Peirce. Y por ello es que pienso que falta un elemento para darle sentido a todo esto: Un interpretador.
La verdad es que en base a este esquema se puede explicar casi cualquier cosa de otro modo sumamente compleja. Pienso que esto lo convierte - al menos - en un sistema correcto a la par que sencillo.

No extenderé más mantequilla en esta tostada, y paso a coger el tarro de la mermelada: El orden de aplicación es importante, pero lo bien extendida que quede, no lo es menos.
En la verticalidad del tiempo, la información contextual, los signos y los interpretadores modifican su estructura física (mutación) y desencadenan por ello adaptaciones y/o novedades lógicas (reinterpretación).
Por otro lado la Teoría de la Evolución impone una dirección, dejemos para otro momento que tipo de trayectoría sigue, cual es su topología y si estas son predecibles, pero obviamente existe un sistema base (un esquema físico-lógico).
Pero en la horizontalidad del espacio, la estructura de la variación impone la libertad, quiza tan solo interna, que lucha contra el sistema: Individuos diferentes y especies que se aislan en nuestra tostada como grumos de mermelada sobre una base de mantequilla, con capricho probabilístico inusitado.
Pensándolo bien, la alegoría de la tostada es malísima porque implica que alguíen debe extender mantequilla y mermelada... Aunque lo hice con esa misma intención.
Me gustaría decir que pensaba en la Tierra como una tostada esférica y en la química del agua y el carbono como en la mantequilla. La mermelada somos la biomasa y quien se encarga de extender ambas sería la propia rotación del planeta, o lo que es en cierto modo es esto mismo: El tiempo.

La verdad es que al final no he dicho nada realmente claro acerca de las dos frases que inspiraron este post: Destino y Libertad (en mi visión de las cosas: evolución y variación) y la Historia hecha carne (aquí meto la mano en el fuego: el árbol de la vida). Pero creo que de alguna manera, es mejor leerse el libro, y de alguna otra, pienso cosas bastante distintas a las que Jesper propone. Lo cual me supone aún mas apetecible devorar toda esta tostada con verdadero hambre científico.

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